martes, 3 de abril de 2012

La propia mente se encuentra enfrascada en un cubículo sumamente pequeño.
Para realizar el cambio de la libertad perdudara a la libertad colosal encontramos el tramo de la madurez más rudo y dificil....

Quizá sea el nervio espinal, quien, una vez más. juega malas pasadas, ira descontrolada y pena ajena, pero en realidad cada pequeño cristal de sus cubículos se encargará de destruir sus ilusiones, sus sueños, sus esfuerzos: olvidar que no somos nada es un castigo que pasa factura con el tiempo.

Lo material, incluida la carne humana es relativamente prescindible, optando por una muerte prematura antes de que el cerebro nos anuncie que ya no existe sentimiento...a partir de entonces la vida no servirá más que de puñal; alargando la agonía hasta que el pulmón expire su último aliento.

Relativamente todo es mentira, incluida la verdad suprema que se nos enseña desde pequeños, pero llegados a este punto donde alguien o algo nos venda los ojos y nos promete ahorrarnos el sufrimiento, ciegos ante la mentira, caeremos sin dudarlo... socialmente obligados a pensar que el dolor es lo opuesto a la felicidad que tanto se nos vende de manera capitalista... el dolor aflora los sentimientos de pesadumbre corpórea, aflora la agonía de respirar, aflora la ira, la desesperación, aflora todos aquellos sentimientos que siempre nos acompañan y que habitan en el umbral de nuestro sueños, pesamientos y reinan esperándonos de la misma manera hacia el futuro incierto.
No se por que desechamos el dolor, no se por que huímos de la realidad agónica que día a día vivimos pero que nos obligan a descartar.... asi, una vez más, volvemos a la mentira efímera de que la verdad que no existe es esa felicidad que tanto nos obligan a encontrar.

                         N.

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